Lo que para unos es una estética clara como el agua de los números, para otros (incluso aunque acabaran el colegio hace siglos) es el horror más horroroso. Pero, incluso este último grupo tiene que admitir a regañadientes que, sin las matemáticas, nada de lo que entendemos como «progreso técnico» y que nos ha llevado de los árboles o las estepas africanas a lo que llamamos civilización funcionaría. Este hecho indiscutible lo queremos plasmar en el reloj matemático con garantía de ausencia de errores, con la cuadrícula de las libretas del cole y ecuaciones complejas en lugar de simples números.

No tengas miedo, incluso los más negados para las matemáticas tienen la solución a su alcance. Siempre y cuando sepan cómo es un reloj, claro.

Pero eso se puede dar por sentado (desde una perspectiva más estadística, somos muy optimistas).